lunes, 17 de diciembre de 2012

Evasión o Patria

Se está produciendo en España una suerte de emigración de ricos, que como todo lo que tiene que ver con ricos es tremendamente exuberante; de la misma manera que el nacionalismo es salir al extranjero sin moverse del sofá, la emigración del millonario consiste en mandar primero el dinero por delante y luego hacerse uno el remolón en Casa Lucio, disfrutando de los placeres de Madrid. «¿No se marchaba usted a Suiza, don Santiago?» «Están allí ya los millones. Pero deben de estar pasando frío, porque no escriben». El pobre emigraba subiéndose a un barco; el rico lo hace por transferencia. «¡Cómo están las cosas en España, que tenemos que marchar!», exclaman los dos, mirándose desconsolados. Se ha ido de Francia Gerard Depardieu a un pueblo de la frontera belga por la cosa impositiva del turismo; ya saben los romanos qué hacer para desalojar a Obélix: ofrecerle garantías fiscales. De España se ha ido también nuestro Gerard Depardieu, si Santiago Calatrava hubiese sido francés, gordo, rubio y actor. De todo lo que pudo llevarse del país el arquitecto, incluyéndose a sí mismo, eligió su dinero, que arrastra tanta celebridad como él, pues buena parte procede de la transparente administración valenciana en los Años Camps, conocidos también como Años Camps o Edad Transparente; ese dinero debía donarse a Patrimonio Nacional. Calatrava no lo dice pero se va porque hace dos años el Gobierno le nombró embajador honorario de la Marca España, y qué mejor forma de representar hoy en día a tu país que poniendo inmediatamente la fortuna en Zúrich. También Javier de Godó, dos años después de ser nombrado conde por el Rey, quiso celebrarlo emigrando desde dentro, en la intimidad. Una fuerza oscura está eligiendo a los mejores; son momentos sin duda de un raro esplendor. Alguien debería rascar la Copa del Mundo, no vaya a ser una almendra.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Netanyahu enfría a Europa


De los veintisiete países que integran la Unión Europea sólo la República checa votó hace días en la ONU en contra de la admisión de Palestina como Estado observador de la Organización. España, Francia, Italia, Portugal... etc votaron a favor e inveterados partidarios de Israel como Alemania, Gran Bretaña... se abstuvieron. Israel y Estados Unidos sólo lograron media docena de apoyos entre los 193 países que integran la ONU.
La defección de Alemania, que desde que Willy Brandt pidió perdón por el comportamiento germano durante el nazismo venía apoyando sin fallos a Israel en las Naciones Unidas, ha debido causar cierta preocupación en el gobierno judío. La señora Merkel, que ha conseguido el 97'9% de apoyo de los delegados en el Congreso de su partido (no nos pasmemos, su predecesor Adenauer obtuvo el 100% en más de una ocasión), recibió este jueves al primer ministro israelí Netanyahu.
La canciller había manifestado que tendría una conversación "franca" y su portavoz había añadido que el gobierno federal estaba inquieto por las ultimas decisiones judías. La expresión "conversaciones francas" traduce que hay cosas en las que se está en patente desacuerdo y la afirmación del portavoz está relacionada con la decisión del gobierno de Netanyahu de construir otras 3000 viviendas al este de Jerusalén y Cisjordania, es decir, en territorios que la comunidad internacional considera que forman parte de la futura Palestina.
Es la respuesta israelí al movimiento de ficha de Palestina en la ONU, un castigo o una advertencia, pero, en todo caso, es un nuevo torpedo en la línea de flotación del proceso de paz en Oriente próximo. Cada nuevo barrio que se construye, con miles de personas a las que luego habría que desarraigar, es una humillación para los árabes y hace más inviable un Estado palestino con fronteras razonables, lógicas y continuas.
Un buen número de dirigentes europeos ya no se creen que el actual dirigente israelí quiera efectivamente llegar a una paz digna con los palestinos. Su trato del moderado adversario palestino Abu Mazen parece atestiguarlo. Los mal pensados coligen que a Netanyahu le interesa fortalecer al ala dura palestina de Hamas para que al ser sus dirigentes maximalistas en su negación de Israel resulte más justificado el argumentar que la negociación con los árabes es imposible.
Sea esto cierto o no  lo que sí resulta claro es que el calor con que ciertas naciones europeas abrazaban la causa de Israel se ha enfriado un tanto. En Alemania, en concreto, no es sólo que las nuevas generaciones tienen menos sentimiento de culpabilidad por el Holocausto y piensan que le "deben" menos a Israel. De otro lado, los dirigentes germanos empiezan a comentar que en el proceso de paz, Netanyahu, que enfrenta unas elecciones en Enero, no tiene una actitud mínimamente constructiva.
Una vez más, la clave está en Estados Unidos. Obama, aunque escaldado por el desplante que le hizo Netanyahu hace tres años en el tema de los asentamientos y conociendo que el israelí deseaba fervientemente que Romney ganara las elecciones, ha apoyado a Tel Aviv en la ONU. Es la tradición de Washington que se ve obligado a dar allí batallas imposibles y catastróficas para su imagen para proteger a su aliado. Sin embargo, hasta en Estados Unidos hay signos de que la actual política de Israel es a la larga contraproducente. Netanyahu ha encontrado sólidos aliados en el partido republicano, que tiene mayoría en la cámara baja, pero aumentan las voces que cuestionan su política y el seguimiento que hace Estados Unidos de Israel.
Hace días, el muy influyente columnista Thomas Friedman recalcaba en el 'New York Times' que los israelíes se vienen apoyando "en las fuerzas más reaccionarias" de la sociedad estadounidense, que Obama tiene muchas preocupaciones internas y puede que no encuentre tiempo para estar apuntalando al gobierno israelí y que "los israelíes deben entender que los Estados Unidos ya no son los Estados Unidos de sus abuelos" .